ARGENTINA DINOSAURIA

Acabo de participar en la encuesta online del diario La Nación: “¿Cómo considera el proyecto oficial que impulsa el casamiento gay?”. No tengo ni que aclarar que la propuesta de María José Lubertino (funcionaria kirchnerista y titular del Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (Inadi) me parece adecuada. Pero mirá la sociedad en la que vivimos… ACERTADO: 20,71%; ENTENDIBLE: 9,18%; CUESTIONABLE: 7.77%; INACEPTABLE 62,34%. Ahora bien: ¿tenemos derecho a opinar siquiera? Digo: porque una persona homosexual no se puede poner a opinar sobre si está bien o mal que un hombre y una mujer se casen. Capaz es cuestionable, o incluso, inaceptable. Lo único por lo que boga la iniciativa de Lubertino es por la igualdad de derechos para mujeres y hombres que deseen casarse con una persona de su mismo sexo, lo que los dejaría en igualdad de condiciones con quienes forman parejas heterosexuales para adoptar hijos, heredarse, poseer bienes gananciales, adherir al sistema de seguridad social y recibir pensión por viudez. El proyecto de ley del Inadi es el primero que propicia el casamiento entre personas del mismo sexo impulsado por un funcionario del Poder Ejecutivo. La iniciativa está inspirada en la legislación que existe en países como España, Holanda, Bélgica, Canadá y Sudáfrica, además de haberse instrumentado en dos estados norteamericanos. "Es una ley mucho más abarcativa que la de la unión civil (que rige actualmente en la ciudad de Buenos Aires, en Río Negro y en la ciudad cordobesa de Villa Carlos Paz, como se informa por separado) y termina con la discriminación que sufren los gays, las lesbianas y los transexuales del país", afirmó María Rachid, titular de la Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales.

Ave Larga