Aunque no soy deportista, a mí el deporte me gusta, o, al menos, no me molesta. Me gusta ver algunos deportes en televisión. He practicado alguna cosa en mi vida. Incluso el fútbol me atrae. No soy de esas mujeres que llevan el sombrerito de “soy mujer = no me gusta el fútbol”. No es que siga la tabla, pero sé –generalmente– si gana o pierde mi equipo, cómo van los equipos grandes, y algún detalle de jugadores conocidos. Eso sí: cuando juega Argentina, ahí estoy mucho más al tanto. Además, y a diferencia de unos cuantos, siempre me alegro cuando un equipo local le gana a uno extranjero, aunque se trate del equipo rival al mío. Pero a veces, cuando pierde Boca o cuando Racing se está por ir a la B, el tema futbolero se expande, se expande y se expande… (¿Qué pasaría si expandieran de esa manera temáticas supuestamente femeninas?). El tema “EL FÚTBOL” se expande a todos los ámbitos y a todos los espacios donde haya hombres. Hasta llegar, incluso, a programas radiales de temáticas específicas (y no justamente de fútbol), donde -¿otra vez?- se sigue hablando de la anécdota futbolística del día. Así, al tema “EL FÚTBOL” se le permite todo: ser hablado en cualquier lugar y en cualquier circunstancia. Los tipos mandan opiniones terminantes, y siguen y siguen opinando, y ya está: quedó instalado el tema. Y HAY que hablar de eso, basureando al otro, y a los hombres y mujeres que nos les interesa ser OTRA VEZ interrumpidos con ESE TEMA que se la banquen. Incluso, algo que me cuesta entender es por qué, a nivel periodístico, al tema “EL FÚTBOL” se le permite escribirlo con subjetividad mayúscula, hasta llegar al punto de uno no poder enterarse -a través de muchas notas de grandes medios gráficos-, qué cuernos pasó realmente, o sea, por ejemplo, quién ganó… la noticia en sí, no? No, no. En el periodismo deportivo, y sobre todo futbolero, vale lo que en el otro periodismo está prohibido. Pero dentro y fuera de los medios vale hablar del tema “EL FÚTBOL” interrumpiendo cualquier temática divertida o importante, imponiéndolo ¿por derecho natural? Y ahí, andá a sacar a los chabones de ese ¿interesantísimo? debate, donde al fin y al cabo el punto siempre parece ser a ver quién pertenece al cuadro más macho en contra de “cuán pequeños y pésimos son ustedes”. La pregunta es: ¿estarán hablando de fútbol o de sus propios miembros íntimos? ¿No será que lo único que se busca es mantener vigente el eterno mito sexual machista de “el que la tiene más grande es el mejor para todo”?
Ave Larga
Ave Larga
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