martes, 29 de abril de 2008

EL VIAJAR ES UN PLACER

Desde hace unos años entendí que era ridícula la idea de salir de vacaciones en la misma temporada en que lo hace el resto de las personas. Así que decidí disfrutar de mi merecido descanso laboral pasados los meses de verano. O sea: viajar en abril o mayo. Esta vez fue en abril. Me tomé tres semanas de vacaciones. Las comencé un lunes, viajé un miércoles y volví un viernes, para empezar a trabajar una semana después. Es que necesito coraje, tiempo para soportar lo que implica subir y bajar de un avión y descansar a la vuelta de mis vacaciones. No sé por dónde empezar a contar lo que me sucede con el avión. A veces me consuelo diciendo: “yo sé nadar y correr, incluso saltar; pero nunca jamás podré volar”. Como una suerte de justificación me he subido a pocos aviones en mi vida (a más de los que hubiera imaginado), pero fueron suficientes como para ir mitigando el miedo que me producen. En este viaje, que constó de 8 horas en un aeroplano enorme y dos horas y media más en otro más pequeño, he descubierto que mi sensación de encierro, mi fobia a la altura y mi incomprensión de la física y química que impulsan al avión, se ven resueltas con un simple auricular y con la música (cualquiera sea) que pasan en las distintas estaciones de la aerolínea. Así fue que pude relajarme, sobre todo en el viaje de vuelta, e intentar descansar un poco. De todas formas, lo que más disfruto de la vuelta son las expresiones de mis compañeros de trabajo o mis amigos: “Qué quemada estás, negra catinga, qué turra, mirá cómo estás, qué color tenés, qué guacha…”. Y otras tantas que no vale la pena repetir porque, después de todo, viajar es un placer.

Ammé Bisau

2 comentarios:

Opinologa autorizada dijo...

Pero lo importante es: Donde estuviste?

Anónimo dijo...

No importa donde, importa el resultado, porque si vas a algun lugar y la pasas mal, llueve todos los dias o estas mal acompañada, es una porqueria. de todas formas, estuve en el caribe.
Ammé Bisau